Ojáncanu

Hoy os presento a un personaje de los más chungos de la mitología cántabra: el ojáncanu (u ojáncano). Es salvaje, brutal, fiero, malvado… Vamos, el yerno que cualquiera querría tener.

Este gigante con un solo ojo, afortunadamente tiene un punto débil. Si no estaríamos perdidos. Es un único pelo blanco que le sale en la barba, en comparación con el resto del pelo que le cubre el cuerpo, que es rojizo.

Además teme a los sapos voladores y a las lechuzas.

Aunque si pensáis que este ser es más malo que una indigestión de garbanzos a medianoche, aún le supera su hembra, la ojáncana, que es aún peor. Sus gustos culinarios se decantan por la carne humana, especialmente la de niños.

En la mitología vasca existe un ser similar al que conocen como Tartalo (o también Torto o Alarabi).

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